Igual que una muñeca de trapo me tire al piso y me puse a llorar.
No, no soy una martir solo estoy muy cansada. Agotada de querer tanto y obtener tan poco. Lastimada de ser yo y que eso no sea suficiente. Triste de que siempre este "eso" que me haga regarla y que sigo sin entender que es y enojada que la culpa de todo siempre la tenga el maldito corazón.
Si, ese órgano rojo que lo único que debería hacer es bombear sangre para mantenerme viva y dejar de tomar decisiones por mi. Parece tonto pero esa vocesita que a veces escuchas en tu cabeza existe y no para de decir estupideces. El problema no es que hable, el problema es que le hagas caso y la batalla entre el corazón y el cerebro es una guerra peor que la de Hitler e igual de inútil e innecesaria. El bruto está tan lastimado que ya no sabe ni lo que quiere; lo han roto muchas veces, lo han pateado, lo han ofendido y lo han olvidado y sigue dando batalla y yo solamente me he dedicado a verlo caer y tratar de levantarse pero no lo he ayudado en lo más mínimo.
Le duele, me duele mucho. Me duele tanto que me da miedo el día que me deje de doler por que ese día lo voy a dejar de escuchar.
Y me duele por que sigo permitiendo que lo ofendan y que lo tiren. Y aún cuando abro la boca para decir "le dolió" y hablar por él sigue estando "eso" que hace que siga estando mal.
Jimena