01 agosto 2012

Cuando miro por el retrovisor...



No. No soy vouyerista, tampoco soy metiche y mucho menos distraida. Solo me gusta mirar mi retrovisor.

Al mirar por ese pequeño objeto pegado al parabrisas de mi coche, siento como si me asomara a la ventana de otra dimensión. 

No, no me gusta críticar. Solo observo. Miro como transcurre una mañana ocupada por el rostro de una mujer que tiene una prisa enorme por tapar sus imperfecciones sentimentales con un poco de blush, ponerle un poco de atención a sus labios con colores corales o carmesíes para que durante esa junta tan aburrida que esta por suceder, sus palabras no pasen desapercibidas y aunque sabe que sus colegas entiendan el 10%, tal vez el 15% de lo que ella diga, no olvidarán lo linda que se veía y al menos uno de ellos la invite a tomar un café. Tal vez se vea un poco mas grande de lo que en realidad es, pero necesita esa seguridad que le da una brocha en su rostro para sobrevivir a otro día. 

No. No soy analista, pero me gusta ver como el señor que lleva la corbata arrugada, porque seguramente se peleo con su mujer por levantarse tarde o llegar tarde a casa. Como trata de entender la sección de finanzas cuando en realidad quisiera estar leyendo la de deportes y regocijarse del triunfo de su equipo o el fracaso del equipo de su amigo, o del vecino, que se yo. Aquel pobre hombre que no le basta con trabajar más de 14 horas y manejar un coche compacto que hace que sus rodillas parezcan las de un gigante cuando se incrustan al volante que esta hecho para una persona de medio metro menos de altura. Subirse a su coche probablemente sea todo el ejercicio que hace durante el día, tanto que no sabes si lo que cruje es él, o el asiento. Mantener una familia no es fácil, pero la felicidad de llegar a casa con ellos, no lo cambia por nada.

No. No soy adivina, pero puedo reconocer la tensión sexual entre dos personas tan solo de ver las miradas que se echan el uno al otro durante un alto. El joven que por primera vez invitó a salir a la chica que le gusta, pero ella es demasiado tímida para decirle que también le gusta. A penas y se tocan un dedo para cambiarle al radio y ya se sonrojaron tanto que podrías confundirlos por un tomate en un sartén. Que me dicen de la pareja ya un poco más experimentada, en la que él no es capaz de decirle que sale con otra pero aún así, disfruta mucho pasar tiempo con ella, y ella, a su vez, que sale con el mejor amigo de él, pero ya no sabe como decirle que no quiere volver a verlo, sin embargo, esa luz roja que hace que te detengas en el camino lo único que provoca es que ellos se coman a besos y quieran desnudarse ahí mismo, enfrente de todos, sin importar lo que esté sucediendo en su vida, tu vida, la de los coches que están alrededor y en el mundo entero. Esa luz roja para ellos, significa la oportunidad de no pensar en nada mas que eso. 

Los amantes, saliendo de un lugar que no deberían salir, acicalandose, poniendo su mejor cara de "aquí no pasó nada" son los que más me divierten. Me entretengo interpretando sus miradas y tratando de entender lo que acaban de hacer, la razón por la cual lo hicieron y sobre todo, si lo volverían a hacer. Esa expresión de "tenemos que desaparecer" como si los estuviera persiguiendo alguien, sin duda, lo mejor de lo mejor.

No. No soy psicologa, pero entiendo perfecto cuando alguien se siente triste, solo o frustrado. Lo peor de lo peor. Como miran al volante tratando de no estar en este mundo, evadiendo la realidad de lo que está sucediendo, como si mirar hacia arriba los hiciera de pronto visibles para todo mundo como si trajeran pegado un letrero neón en la frente. Los que están enojados y vienen acompañados miran del lado, por la ventana, como si su enojo se parara junto a la puerta y pudieran verlo a los ojos... ¡absurdo! Si estas enojado con tu o tus acompañantes, el coraje no va a desaparecer solo porque volteaste la cara del lado. 

No. No soy abogada, pero puedo darme cuenta cuando alguien se esta peleando en el teléfono por alguna deuda, un retrasó en su crédito o porque se le paso pagar el refrendo en el Monte de Piedad. Esa manera en la que miran el teléfono cuando suena y se asustan como si el mismo diablo los estuviera llamando del quinto infierno; como se comen las uñas con desesperación y suben el vidrio para que, quien sea que está del otro lado de la linea, no reconozca que están en la calle y puedan fingir una emergencia para poder colgar lo antes posible, o de plano, no responder al llamado. Esa misma expresión es la de un esposo o esposa disgustado, alguien que va muy tarde al trabajo o el que se levanto del lado equivocado de la cama. Cara de "No estoy de humor". Cuando se ponga el siga, seguro se te va a cerrar y te va a decir hasta de que te vas a morir, solo porque te cruzaste en su camino.

Lo que si soy, es un ser humano que observa. Que se ve a si misma cuando se sube al coche y con la mirada me doy cuenta que clase de pasajero soy ese día. Tal vez el de adelante me mire con la misma curiosidad que yo miro a los demás cuando se pone el alto. Me vea con mi cara de tristeza cuando he tenido un mal día o me siento sola, mi cara alegre cuando algo bueno pasa en mi vida, o se saquen de onda porque voy cantando como si estuviera en el mismisimo Madison Square Garden y me siento Celine Dion o Mariah Carey. Como sigo el ritmo de las melodías de Los Beatles que tanto me ponen de buenas, o como escondo el celular debajo del asiento cuando no quiero tener la curiosidad de mirarlo mientras manejo. Pensarán que estoy loca por dejar pasar al peatón primero antes de avanzar, o que me quedo un poco más atrás de las lineas porque no me gusta quedarme a la mitad de la calle. Como le doy mis pocos chelines al chavo que hace acrobacias o algún tipo de show en el semáforo o a los viejitos, yo que se.

De vez en cuando le sonrío al de atrás, cuando se que me esta viendo. Le agradezco que me deje pasar o cuando me molestan con su escandaloso claxon y no me agarran de buen humor, les hago una que otra seña, como todos no se hagan.

Todo un espectáculo se da cuando miras por ese pequeño espejo que está delante de ti. Y aunque lo miras sin mirar, estoy segura que te da la misma curiosidad que a mi saber ¿Que es de la vida del que viene detrás? y mejor aún ¿Que piensan de mi vida los que vienen delante de mi, observando?

Jimena