Me tarde mas de cuatro años en abrir esa caja que estaba llena de recuerdos que me atormentaban. Cada vez que abría la puerta de mi closet la veía ahí, riendose de mi y esperando el momento para caerse sobre mi cabeza como queriendo alborotar mi memoria.
Llena de momentos de papel, fotografías y flores secas capaces de guardar sentimientos, aromas y sonidos. Ilustraciones en la mente, de las ocasiones en que te sentias otra persona y que tal vez llegaste a ser. Esos cachibaches que te hicieron sonreír y que el día de hoy parecen basura acumulada con el paso de los años. Cartas, recibos, postales... cualquier insignificante pero también valorado pedazo de algo que se puede llamar vida.
Tome el valor para desempolvarla y miré su contenido. No había nada más que eso, recuerdos. Supe entonces que no valía la pena seguir guardandolos, porque todo eso que ahí habita ocupa solo espacio físico. Todos esos momentos, esos olores, esas risas y algunas lagrimas estarán siempre en mi corazón. Un disco, un muñeco de peluche, un portarretratos que conserva una foto que parece de hace siglos y que a partir de hoy se encuentra vacío esperando un nuevo momento que presumir. Un disco que no escuche y que ahora parece tan antiguo y que su música lo único que logra es llenar el espacio de silencio, nada más.
Guarde algunas cosas que valen la pena. Tal vez sea cursi, pero la mayoría de nosotros necesitamos de esos pedazos para completar nuestro rompecabezas. Tal vez sea una tontería, pero esos recuerdos son los que nos hacen lo que somos hoy. Somos ese ticket de entrada al cine, el primer corcho de la botella de vino que destaparon juntos. La primera carta escrita a mano que dejó de existir cuando preferiste usar internet. Esa rosa que se secó junto con tantos momentos y que conservaste en un libro que sigues sin poder leer.
Somos todo y a la vez nada. Estamos hechos de momentos, al menos los que podemos recordar. Esos que perdemos en el camino son los que mas nos dolieron, pero invisiblemente dejan una marca en todas esas cosas que guardamos en una caja o en un cajón. Olvidar no significa que no recuerdes, olvidar significa que lo superaste y que aprendiste a vivir con el hecho de que así es la vida.
Hoy, que por fin pude cerrar ese capítulo, me di cuenta que sigo siendo la misma persona, pero con un corazón más sano y con muchas ganas de encontrar otra caja para guardar otra historia.
Jimena
1 comentario:
Genial! me agrado tiene mucho de cierto tus palabras... por cierto... me agrada tu blog...tienes post interesantes!! (^.^) Saludos!!
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