06 marzo 2013

Yo no creo en los príncipes azules...



Cuando era pequeña leí cuentos y me contaron cuentos donde una hermosa doncella tenia que esperar a su príncipe azul porque llegaría algún día, cercano o lejano, pero llegaría al fin.

Se supone que lo haría a caballo, en alfombra mágica, en coche, en barco y si hubiera sido de esta época, chance hasta en avión. También el cuento narraba lo trágico de la existencia de la doncella y de lo mucho que sufriría antes de encontrarlo. Lo mala que era la vida con ella, el bullying de esos tiempos por parte de las hermanastras, el pueblo y demás personajes, para que entonces cuando por fin llegara dicho príncipe a su lado, pudieran vivir felices para siempre.

Entre todos esos malvados personajes había madrastras, hermanastras, reyes, duendes, elfos, grillos, ardillas y hasta conejos, lo equivalente a zorras, amigos que no son amigos, suegras metiches, jefes nada inocuos y varios personajes de la actualidad. Soles y Lunas pasaban por el cielo y entre una cosa y otra, el final siempre era el mismo... boda y tan tan.

En estas épocas, en que el amor de cuento está tan extinto, me doy cuenta que creo poco en esas historias, que no existe tal cosa llamada cuento, ni hadas, ni aves que te cantan cuando abres la ventana, pero si creo en que existen amigos que nos pueden presentar a alguien (gracias Paulina), a una persona para nosotros, y que ese "príncipe" o "princesa" de carne y hueso está en un algún lugar del universo y que si sabes esperar, llegará... no en un caballo o en un dragón, tal vez en un ford, en un honda o en una moto, pero llegará.

Así, hoy que probablemente me esté convirtiendo en la persona más cursi de este planeta (aunque usted no lo crea), es que comienzo a leer otro cuento, uno más divertido que el que me solían contar hace algunos cuantos meses, ¡porque fueron bastantes!, pero que está siendo una historia francamente divertida. Me ha hecho ver en estas ultimas dos semanas la vida completamente diferente, fuera de la caja en la que me encontraba, y solo han bastado unas cuantas lineas escritas de diferente manera para que, todo mi entorno, cambie de tema, y hasta de color.

Le sonrío a este "príncipe" (mi príncipe) y a todos los negativos les digo: que esperen... esperen porque si existe esa alma gemela, que de la nada te alborota la canica que traes rebotando en el cerebro y que va a llegar de la manera más inesperada. Que el "felices para siempre" no se si exista, pero si se que hoy soy muy feliz y que pienso irme día a día, así como capítulo por capítulo de esos libros que no son de fantasía que si me gusta leer.

Si, hoy soy una princesa. Si encontré a mi otra mitad.

I got my crown bitches!!

Jimena

(Para gonzo, con todo mi amor)

2 comentarios:

Rodolfo Durán (AutomobileFunk) dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
charaem dijo...

Un asunto es que no existen los príncipes azules y otro es que no existen las princesas de cuento, en general la princesa de cuento es una mujer floja o francamente tonta confundido con cándida. Las mujeres no solo se desilucionan por la no existencia de su príncipe sino que la vida no es para princesas aunque ellas se crean eso. Deben trabajar y posiblemente tener familia. En general los cuentos de hadas promueven la versión machista de la sociedad.